¿POR QUÉ TENEMOS CONFLICTOS Y QUÉ ACTITUDES DEBEMOS EVITAR?
El conflicto puede darse cuando se generan situaciones en las que los intereses y necesidades de padres y madres son diferentes o se oponen a los de las y los menores. Existe un conflicto cuando alguien encuentra en el comportamiento de las demás personas, en sus necesidades y objetivos, un obstáculo que se interpone en el logro y satisfacción de los propios.
En muchas ocasiones, se puede ver el conflicto como algo negativo, algo a evitar. La valoración negativa de los conflictos está relacionada con:
• La forma en que se resuelve y que resulta injusta e insatisfactoria para una o para todas las partes (pierde una o todas las personas).
• El sentimiento de no tener recursos y herramientas para abordarlos, de no verse capaz.
Un conflicto, lejos de contemplarse como una cuestión negativa en sí misma, puede considerarse como una oportunidad de cambio, de aprendizaje y de mejora de la relación familiar.
Se debe ver el conflicto como un proceso y por tanto, también la resolución de este. La solución del conflicto no consistirá en una acción concreta que acabará con los problemas. Es necesario aceptar que la resolución del conflicto llevará un tiempo y una serie de actuaciones. Una adecuada madurez pasa por el enfrentamiento adecuado a los conflictos propios de la infancia y la adolescencia.
A continuación se describen algunos aspectos a evitar ante un conflicto:
¿Has tenido algún conflicto recientemente con tus hijos e hijas? ¿Identificas alguna de las actitudes anteriores? ¿Cuáles crees que serían las respuestas más adecuadas ante un conflicto? En próximas entradas te daremos diferentes claves para resolver un conflicto de forma adaptativa.
En muchas ocasiones, se puede ver el conflicto como algo negativo, algo a evitar. La valoración negativa de los conflictos está relacionada con:
• La forma en que se resuelve y que resulta injusta e insatisfactoria para una o para todas las partes (pierde una o todas las personas).
• El sentimiento de no tener recursos y herramientas para abordarlos, de no verse capaz.
Un conflicto, lejos de contemplarse como una cuestión negativa en sí misma, puede considerarse como una oportunidad de cambio, de aprendizaje y de mejora de la relación familiar.
Se debe ver el conflicto como un proceso y por tanto, también la resolución de este. La solución del conflicto no consistirá en una acción concreta que acabará con los problemas. Es necesario aceptar que la resolución del conflicto llevará un tiempo y una serie de actuaciones. Una adecuada madurez pasa por el enfrentamiento adecuado a los conflictos propios de la infancia y la adolescencia.
A continuación se describen algunos aspectos a evitar ante un conflicto:
¿Has tenido algún conflicto recientemente con tus hijos e hijas? ¿Identificas alguna de las actitudes anteriores? ¿Cuáles crees que serían las respuestas más adecuadas ante un conflicto? En próximas entradas te daremos diferentes claves para resolver un conflicto de forma adaptativa.
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