¿CÓMO EDUCAR EN EL TIEMPO LIBRE?

Cada una de las personas deberíamos escoger cómo pasar el tiempo libre atendiendo a nuestros propios intereses y posibilidades. Sin embargo, a menudo esta elección está influida por el modelo de ocio que promueven la sociedad de consumo, la publicidad y los medios de comunicación. Compartir tiempo e intereses con nuestros hijos e hijas y permitirles formar parte de las decisiones familiares, son algunas de las formas de reforzar los vínculos familiares y promover sentimientos de pertenencia a la familia. 

A medida que los hijos y las hijas se van haciendo mayores es importante que puedan disfrutar de un espacio de ocio y de unas relaciones propias al margen de la familia. En este sentido, los padres deberíamos propiciar la implicación de los hijos e hijas en actividades y ambientes adecuados. Una forma de conseguirlo es ayudándoles a planificar su tiempo y supervisando sus actividades. No se trata de aumentar la oferta de actividades de tiempo libre, sino de integrarlas dentro de la vida y, en consecuencia, no aislar el tiempo libre de los otros tiempos (trabajo y centro educativo). 

Lograr que los y las menores desarrollen intereses depende mucho de nuestra labor como padres y madres. Además de ser ejemplo, es importante que generemos un ambiente que invite a la realización de actividades saludables durante el tiempo libre. 

A continuación vamos a hablar de algunas recomendaciones que como padres y madres debemos tener en cuenta para favorecer el ocio preventivo y saludable en nuestros hijos e hijas desde su primera infancia: 



1. Fomentar intereses. No se trata de obligar, pero sí de abrirles el mundo y conectarlos con cosas que les puedan interesar. Invitarles a hacer actividades nuevas, diferentes, entretenidas teniendo en cuenta las características y los intereses de cada persona.

2. Mostrar apoyo sincero. Cuando manifiesten interés por alguna actividad, incentivarlos a que se comprometan y desarrollen por esta actividad una verdadera pasión. 

3. No gestionarles el tiempo. Es fundamental motivar, pero no monopolizar completamente el tiempo apuntándoles a múltiples actividades. Es preferible apoyar su autonomía en el tiempo libre, favoreciendo que hagan lo que ellos y ellas espontáneamente quieran hacer, y no lo que nosotros y nosotras impongamos que hagan. 

4. Dar espacio para que estén solos y solas. Los y las menores tienen que tener tiempo para jugar y desarrollar la capacidad de entretenerse por sí mismos y mismas. No se trata de que los padres no estemos presentes; podemos estar ahí, disponibles, siguiendo el juego, pero no dirigiéndolo

5. Educar el tiempo libre todos los días. El ocio no es algo propio de las vacaciones o del fin de semana. Lo ideal es tener un poco de tiempo libre a diario que no implique tareas u obligaciones. 

6. Fomentar la actividad física. El deporte es una afición que aporta beneficios claros en la salud de las personas y que puede jugar un papel importante en el desarrollo personal y en la adopción de un estilo de vida sano. 

7. Integrar las actividades del tiempo de ocio en la conversación familiar. No sólo es importante conocer cómo le ha ido en el centro educativo, además es necesario supervisar e interesarse por la conducta de los hijos e hijas en el tiempo libre (dónde van, con quién, qué hacen, …) ya que pueden surgir dificultades adicionales (de relación con amistades, de comunicación…) que los padres y madres pueden ayudar a resolver. 

8. Ser ejemplo. Como en otras áreas de la vida, los padres y madres también son modelos para sus hijos e hijas en lo que respecta a la organización del tiempo libre. Si la familia escoge aficiones saludables, que reporten satisfacción personal, si se sabe divertirse y relajarse durante el tiempo libre, será más probable que los y las menores desarrollen habilidades parecidas. 

9. Disfrutar del ocio en familia y en el hogar. Debe haber un lugar acogedor de encuentro, que sea accesible. La casa debe ser un “centro de recursos”, de acuerdo a las posibilidades de cada familia. Es decir, que haya libros, música, materiales entretenidos, disfraces, rompecabezas… El ambiente debe ser grato para los hijos e hijas, de manera que se transmita respeto y comodidad en el hogar. Además, los padres y madres deben dedicar tiempo a estar con sus hijos e hijas, fomentar el ocio familiar y acompañarles en sus juegos y actividades puesto que estas tienen un potencial de aprendizaje importante. Si esto se realiza de forma normalizada y sistemática es menos probable que en la adolescencia se distancien excesivamente de la familia. 

10. Educar en la persistencia y el esfuerzo. Actualmente vivimos inmersos en una sociedad donde imperan los valores centrados en la inmediatez, la comodidad, lo fácil, la carencia de esfuerzo… A veces es más sencillo acogerse a las alternativas de ocio más cómodas y accesibles (el móvil, las redes sociales, la televisión, …). Aunque pueda implicar ciertos inconvenientes de horarios, desplazamiento o cambio de rutinas (por ejemplo, apuntarse a clases de baile o a esgrima), es importante educar desde el esfuerzo por encontrar aquello que más les gratifique. El esfuerzo es un valor que les va a ayudar a madurar, a responsabilizarse y a ser consecuentes con cada una de las decisiones que tomen.



¿Crees que tus hijos e hijas realizan muchas o pocas actividades de ocio a lo largo de la semana? ¿Realizan alguna actividad más a parte del uso de las pantallas? Si no es así, ¿cómo crees que podrías incluir una actividad de ocio libre de pantallas en la familia?

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