¿QUÉ CAMBIOS SE PRODUCEN EN EL PASO DE LA INFANCIA A LA NIÑEZ? ¿CÓMO PODEMOS ACOMPAÑAR A NUESTROS HIJOS E HIJAS?

Nuestras hijas e hijos experimentarán una multitud de cambios a lo largo de su vida. Estos cambios evolutivos ocurren mayoritariamente en dos etapas diferenciadas: La primera, en el paso de la infancia a la niñez. Y la segunda, entre la niñez y la adolescencia. En muchas ocasiones, estos cambios y adaptaciones alteran el estado emocional y el comportamiento de las niñas y niños. Es importante que las madres y padres conozcan qué es lo que ocurre en estos cambios de etapa, para así poder acompañarles y guiarles en el proceso de maduración.

La etapa evolutiva desde los 6 hasta los 12 años es un momento vital excepcional para fomentar estilos de vida saludables y reducir posibles riesgos en futuras etapas como la adolescencia. Vamos a analizar cuáles son los cambios más habituales que se producen a estas edades en las niñas y los niños.



Desarrollo físico.

El crecimiento es lento pero hay un fortalecimiento físico notorio. Se aprenden conductas de cuidado personal (cepillado de dientes, vestirse, ir caminando al colegio). Se inicia la actividad física, con sus consiguientes beneficios: Prevención de la obesidad, fomento de las habilidades sociales y comunicativas, aprendizaje de reglas y de valores como la cooperación, el respeto o la resolución de problemas.

Es importante que las personas adultas de referencia presten atención a la evolución de las y los menores y a los signos de baja autoestima, prejuicios o aparición de estrés para reconducir el inicio de problemas tempranos. Determinados problemas de salud o enfermedades crónicas podrían provocar complejos o sentimientos de inferioridad que se deben reconducir (por ejemplo, el uso de gafas, marcas de nacimiento visibles, …). 

Desarrollo cognitivo.

En esta etapa, la maduración cerebral se refleja en un mayor equilibrio o coordinación de las manos. Se desarrolla la atención selectiva y se automatizan pensamientos y acciones. Los niños y niñas se dan cuenta de cómo piensan y qué piensan (la metacognición). Son capaces de planificar sus acciones antes de resolver un problema, evaluar el resultado de sus acciones, y corregir y adaptar sus estrategias según el tipo de tarea.

Uno de los cambios más llamativos es el paso del pensamiento preoperatorio al operatorio. Se aprende a ver una misma tarea desde diferentes perspectivas, y se dan cuenta de que hay acciones que compensan a otras y que conducen al mismo punto de inicio. Aparece la reversibilidad (14 + 3 = 17 y 17-14 = 3). 

El pensamiento lógico y el razonamiento se van desarrollando y volviéndose cada vez más complejos, adaptándose así a las reglas de la sociedad. 

Desarrollo psicosocial.

En esta etapa aparecen nuevos contextos y fuentes de influencia en el desarrollo de la personalidad (padres y madres, profesorado y grupo de iguales). Se trata de una etapa tranquila y sosegada en el plano afectivo, ya que deben consolidarse muchos de los aspectos personales que se habían definido en la etapa anterior. 

Entre los 6 y los 12 años los y las menores construyen el conocimiento del propio “yo” y se producen cambios en la valoración de la propia persona (autoestima). Se comienza a realizar comparaciones con los niños y niñas de la misma edad, y el autoconcepto se hace más visible en las relaciones interpersonales.

En esta etapa es fundamental hacer hincapié en la gestión emocional. Como ya sabemos, el desarrollo de una adecuada gestión emocional tendrá consecuencias positivas y duraderas en la vida de los y las menores. La familia cobra un papel crucial en este aprendizaje, dado que la gestión emocional se aprenderá mediante observación e imitación de las personas más próximas.

Con el aprendizaje de la gestión emocional, y junto con el desarrollo evolutivo a nivel físico y cognitivo, se observarán cambios paulatinos en la interacción social de los y las menores con las personas de su misma edad. Se pasará de juegos más agitados a juegos más concretos donde predomine la conversación, crearán sus propias normas y expresarán diferentes roles dentro de su grupo de amistades. Además, será más habitual encontrar agresiones verbales que agresiones físicas entre los niños y niñas de su misma edad.






En definitiva, las niñas y los niños experimentan un gran proceso de cambio y desarrollo a todos los niveles en la etapa de los 6 a los 12 años. Primero los cambios físicos se hacen notables, posteriormente se ralentizan y cobran mayor fuerza en la etapa adolescente. Son más capaces de llevar a cabo procesos cognitivos cada vez más complejos. Aprenden a regular su experiencia emocional interior y su expresión interna. Aún a pesar de todos estos cambios, la familia sigue siendo el pilar fundamental, dado que favorecerá la madurez de todos estos aspectos.

¿Recuerdas alguno de estos cambios en tus hijos e hijas? ¿Estás teniendo o has tenido alguna dificultad a la hora de gestionar estos cambios? No dudes en dejarnos tu experiencia en los comentarios.

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