8 de marzo: ¿Cómo educar en igualdad?

El próximo lunes, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer. Esta celebración se lleva realizando oficialmente por la ONU desde 1975, aunque tiene antecedentes en la lucha de las mujeres obreras por mejorar sus condiciones laborales, principalmente a principios del siglo XX. Esta fecha conmemora la lucha de la mujer por su participación dentro de la sociedad, por su emancipación y desarrollo íntegro como persona.

En las últimas décadas se ha avanzado mucho en la igualdad de género, es cierto, pero no debemos bajar la guardia, porque todavía hoy, la sociedad no espera ni ofrece lo mismo a hombres y a mujeres

Existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en diferentes ámbitos. Las mujeres cobran de media un 22,17% menos que un hombre. El 95% de las personas trabajadoras que se acogen a una reducción de la jornada laboral por motivos de conciliación son mujeres. En cuanto al hogar, los hombres dedican aproximadamente la mitad de horas semanales que las mujeres en las tareas domésticas. 

En cuanto a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, se siguen manteniendo determinados estereotipos y la sociedad sigue asociando roles a niños y niñas. Los chicos son fuertes e independientes, y ellas son vulnerables y deben ser protegidas.

A cada género se le presupone un determinado comportamiento. La sociedad espera una forma de ser, una apariencia o vestimenta definida según el género. Y no está bien visto quién no dé el “perfil”, por lo que puede sufrir presiones o castigos para ajustarse al comportamiento que es considerado el apropiado para su género.

Hablas como un marimacho”, “este tiene un estilo afeminado”, “no te vistas así, que vas provocando”, “un hombre no llora”, etc. son frases muy habituales hoy en día que nos demuestran que los roles o estereotipos de género afectan tanto a niños como a niñas. Pero si tanto unos como otras crecen con una serie de restricciones sociales determinadas por su género, en su etapa adulta serán hombres y mujeres que habrán interiorizado ideas como que las mujeres son débiles y los hombres son poderosos.

Para que el cambio sea profundo es vital educar en igualdad a los niños y niñas. La infancia es el futuro, debemos darles ejemplo, prestar atención a cada gesto o frase y tener presente la igualdad de género en su educación. Nuestros niños y niñas tienen derecho a crecer en igualdad y deben tener las mismas oportunidades y posibilidades para desarrollarse en función de sus capacidades reales y sus preferencias, y no basándose en estereotipos.

¿Qué podemos hacer en casa para educar en igualdad?



La educación y el ejemplo que reciben niños y niñas en casa determinarán su comportamiento, sus creencias y su forma de relacionarse cuando sean personas adultas. Estas son algunas cuestiones sobre las que deberemos pensar si queremos educarles en igualdad:

Debemos poner mucha atención en no perpetuar los roles y comportamientos sexistas ni con nuestro lenguaje ni con nuestros actos. Las personas adultas hemos crecido en una sociedad profundamente machista y no siempre somos conscientes de nuestros comportamientos o pensamientos sexistas. Tenemos que desaprender y ponernos a juicio.

Démosles responsabilidades sobre las tareas del hogar de acuerdo con su edad, sin hacer diferencias por género.

Aceptemos la individualidad de cada niño o niña con sus características particulares, favoreciendo que sean ellos o ellas mismas. 

Hablemos con espíritu crítico, compartamos la información que reciben en el colegio, de la televisión, de sus amigos, etc. Todo lo que venga del exterior no va a estar siempre libre de los estereotipos sexistas. Expliquémosles que existe la desigualdad de género, que es injusta y que hay que cambiarla.  

Procuremos que los juguetes que tengan en casa no sean sexistas. Es decir, la cocinita y las muñecas no son solo para niñas, ni los camiones y superhéroes son solo para niños. Ofrezcámosles una oferta variada de juguetes y permitamos que sea cada niño o niña los que muestren sus preferencias.

La tarea de educar en igualdad es ardua, lo sabemos, pero te aseguramos que compensa. Te compensará, por ejemplo, cuando veas a tus niños y niñas convertidos en personas adultas seguras, con autoconfianza y justas. Personas capaces de cumplir sus sueños, sin prestar atención a lo que la sociedad espera de ellos y ellas. En definitiva, personas más libres.

Para profundizar en este tema, en este video puedes ver la historia de Pepa y Pepe, que la socióloga Carmen Ruíz Repullo utiliza en sus talleres con jóvenes para explicar la escalera cíclica de la violencia de género en la adolescencia:


¿Te has planteado alguna vez si educas de forma diferente a tu hijo o a tu hija por su género? ¿Piensas que puedes estar manteniendo algún estereotipo de género? ¿Qué dificultades te estás encontrando con este tema?


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