UN CAFÉ CON... RECIELLA

 


Volvemos un mes más con nuestra sección de entrevistas a entidades y asociaciones del Concejo de Oviedo que pueden resultar de interés para madres, padres y otras personas de referencia en la familia. En esta ocasión, compartiremos un café con Maxi, director del Programa Reciella. Se trata de un recurso de atención a menores y jóvenes que realizan habitualmente consumos de drogas o uso excesivo de tecnologías. Por otro lado, también trabaja con las familias que demandan orientación y asesoramiento en temas relacionados con el consumo de sustancias de sus hijas e hijos.

Te invitamos a que te tomes un café con nosotras y nosotros mientras lees esta entrevista.

¿Qué es Reciella?

Según el Diccionariu de la Llingua Asturiana, una de las acepciones de reciella (la)  es el "conxunto de neños y neñes". Reciella es el recurso del Área de Prevención de la Fundación C.E.S.P.A. Proyecto Hombre en el que se desarrollan los programas enmarcados dentro de la prevención indicada. Desarrollamos nuestro trabajo en tres centros ubicados en Oviedo, Gijón y Mieres. Atendemos a menores y jóvenes con edades comprendidas entre 14 y 20 años que estén realizando consumos de drogas, presenten problemas con alguna otra conducta con potencial de abuso o presenten deficiencias en áreas personales del desarrollo que hacen que prevalezcan los factores de riesgo frente a los de protección. Atendemos también a sus familias o representantes legales y a profesionales que trabajen con menores y jóvenes.

Contamos con diferentes Programas: de Menores, de de Jóvenes, de de Familias, y de Orientación y Medidas Judiciales. También con un Servicio de Orientación dirigido a profesionales y/o entidades que trabajen con menores/jóvenes en el que realizamos asesoramiento y formación. Además, en toda nuestra labor es fundamental la coordinación con otros recursos que estén interviniendo.

 ¿Cuáles son las preocupaciones más habituales de las familias que acuden a Reciella?

Cuando las familias contactan, refieren problemas variados: "nos hemos enterado de que fuma porros", "no está yendo al instituto", "está todo el día con el móvil", "solo piensa en salir", "me ha agredido", ... Refieren situaciones que las desbordan, estrategias para afrontarlas que no les están funcionando y un miedo a que todo se complique más. Luego cada familia presenta una situación distinta que se ha ido conformando con el paso del tiempo. Suelen situar el problema en sus hijos e hijas y esto es de las primeras cosas que debemos ayudar a reconsiderar: Estamos hablando de una situación que afecta a todas las personas que forman la familia y cada una debe plantearse qué puede hacer para conseguir que la familia esté mejor.

¿Qué signos pueden alertar a la familia de que sus hijos e hijas están consumiendo sustancias o haciendo un uso problemático de Internet y pantallas?

La capacidad de observación depende en parte de la persona que observe y de los criterios que maneje. Si para mí, padre o madre, es normal estar tres horas al día con el móvil, empezaré a preocuparme cuando mi hijo o hija estén en la cuarta hora. ¿Qué es importante en mi familia? Pueden estar consumiendo alcohol y hacer un uso problemático de Internet y no enterarnos hasta que surjan problemas de cierta entidad.

Tendríamos que pensar también en qué relación hemos ido construyendo, en qué está basada. En la adolescencia es normal la transgresión de normas y límites. Están construyendo-se y debe existir un contexto basado en los buenos tratos y en un apego seguro que acompañe. Desde ahí vamos observando: Qué pasa en casa, en el instituto, con las amistades, qué uso hacen del tiempo libre, cómo administran su dinero, qué habilidades pone en juego para solucionar sus problemas, qué ánimo percibo...

¿Cómo debo actuar si sospecho que mi hija o hijo ha comenzado a consumir alcohol?

Es importante abordar las situaciones desde la coherencia entre lo que digo y lo que hago, a medida que los chicos y chicas van creciendo. Si lo vamos haciendo así, la comunicación y lo que conseguimos tiene más valor. No nos olvidemos que no se trata de decir lo que tienen que hacer sino de ayudar a tomar decisiones y a crear criterios. Esto no está reñido con establecer normas y límites que protejan y ayuden. Normas y límites que iremos modulando y ajustando con el paso del tiempo.

Ponernos a hablar de todos estos temas cuando empiezan a surgir los problemas es complicado, tiene que haber una cultura del diálogo previa. Tenemos que invertir en acompañar, en compartir nuestro tiempo, en estar presentes...

¿Cómo influye que la familia consuma alcohol o tabaco habitualmente delante de las hijas o hijos?

¿Qué es más decisivo, un buen discurso o un buen ejemplo? Quiero pensar que nuestro día a día está marcado por nuestros valores, por aquellas cosas que son importantes en nuestra vida. Tenemos que pensar en lo que transmitimos con ello, somos modelos para nuestros hijos e hijas, no podemos pretender que se abstraigan de lo que ven en casa. Si quiero transmitir salud porque para mí es importante, debo comportarme de manera saludable. Tenemos que partir de esta primera reflexión: ¿Es saludable el consumo habitual de tabaco o alcohol? La respuesta es sencilla: No. Modifiquemos entonces nuestros hábitos, nuestro estilo de vida.

¿Qué puede hacer la familia para educar a hijas e hijos en el buen uso de Internet, redes sociales y pantallas?

De nuevo, lo primero que tenemos que pensar es si lo que digo y lo que hago va en la misma dirección. de no ser así, el mensaje pierde efectividad. Educar es una labor que requiere tiempo, consistencia, paciencia, sentido del humor... Una labor en la que lo que digo y lo que hago, insisto, deben ir en la misma dirección. Esto supone que debemos partir de una reflexión personal, familiar, social. ¿Qué es importante para mi? ¿Qué es importante en esta familia? ¿Qué tipo de sociedad queremos construir? Reflexión en la que deben participar y ayudar a construir, claro está, los chicos y chicas.

Respecto a Internet, conviene no demonizar. No es Internet (o al menos no del todo), somos padres y madres, es la sociedad que estamos construyendo. No podemos negar nuestra responsabilidad personal.

¿Es necesario supervisar lo que hacen menores y jóvenes en su tiempo libre? ¿Debe la familia preguntar qué hacen las y los adolescentes, o es mejor dejar intimidad?

A medida que vamos cumpliendo años, el uso que hacemos del tiempo libre es distinto, el nivel de autonomía y los espacios de privacidad aumentan y se vuelven necesarios. En el manejo de la autonomía y los espacios de privacidad se producen procesos de aprendizaje y maduración necesarios. Cada edad exige un nivel de presencia, de acompañamiento distinto, unas estrategias distintas. A veces se producen desajustes, no podemos pensar que las necesidades de los 12 años son las mismas que las de los 18. En ocasiones, padres y madres manejamos las mismas estrategias con 12 que con 18, 19... y claro, nos encontraremos con que nos reclaman esos espacios. La comunicación tiene que funcionar, tenemos que saber cuáles son esas necesidades y convertirnos en un elemento facilitador y para ello es importante negociar y establecer normas y límites con consistencia.

¿Es importante el ocio compartido en familia?

El papel de la familia como agente preventivo es fundamental. Todos los elementos que conforman el sistema familiar son importantes. Indudablemente el tiempo de ocio es uno de ellos y está muy relacionado con factores de protección. Cabría preguntarse ¿qué entendemos por ocio? Y ¿qué características debe tener para que tenga un valor en el ámbito de la prevención? El tiempo de ocio debe contribuir al desarrollo personal y de nuestras potencialidades, y esto no está reñido con la posibilidad de disfrutar, de pasarlo bien. Pensemos que al hablar de ocio en familia estamos hablando de comunicación, de autoestima, de valores, en definitiva de estilo de vida.

 ¿Es necesario que acudan las y los menores a Reciella? ¿Pueden acudir solamente madres o padres para lograr cambios en el hogar?

La primera entrevista siempre la mantenemos con la familia o representante legal. Es una primera aproximación a la demanda que nos hacen. A partir de ahí determinamos cómo vamos a abordar la situación. En la mayor parte de los casos es importante la presencia de menores/jóvenes para escuchar su visión. Hablamos de una situación que afecta, de una manera u otra, a todo el sistema familiar. Su punto de vista nos ayuda a completar la fotografía de lo que está ocurriendo y a hacer un trabajo desde una perspectiva sistémica. Ahora bien, si no acuden siempre podemos trabajar con las familias en el manejo de la situación que estén viviendo de manera que continúen haciendo aquello que les esté funcionando y a la vez desarrollemos nuevas estrategias que generen soluciones, que generen cambios. Nos gusta pensar en un conjunto de engranajes que encajan entre sí de manera que al girar uno arrastra al resto.

¿Cómo pueden contactar las familias con el recurso de Reciella?

Las familias y los profesionales o entidades pueden contactar de lunes a viernes a través de nuestros teléfonos 984 08 23 00 / 984 08 70 30 o en cualquier momento a través del siguiente mail: reciella@telecable.es

¡Muchas gracias por tomarte este café con nosotras y nosotros Maxi!

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